La «tormenta perfecta», que ha dado lugar este año a «una campaña excepcional» para los productores, llega en un contexto de notables mejoras, fruto de la investigación, de un cultivo exitoso que hasta hace poco pasaba dificultades en el mercado

 

La Verdad – En esta campaña de sandía, que aún no ha acabado, «se ha dado la tormenta perfecta» para que todo le salga bien al agricultor. Lo apunta contundente Juan López, gerente de una conocida empresa aguileña que se revela en su web como el «principal productor y líder en exportación» de esta fruta. Las condiciones ambientales, como el nivel de calor e incluso el trabajo de las abejas, han repercutido en «un buen equilibrio ideal para el producto», del que se están cosechado 15.000 kilos menos de media por hectárea. Al mismo tiempo, el fuerte calor en Europa ha impulsado un notable incremento de la demanda. Y todo ello ha coincidido con la explotación de unas 3.000 hectáreas por debajo de las habituales en España, explica López. El resultado es «una campaña excepcional», con «una oferta menor a la demanda» que ha favorecido la obtención de «precios que dan beneficios» al agricultor. «Ha sido perfecto», resume el experto

Más allá del momento coyuntural, la sandía está experimentando una época de singulares cambios. De ocupar una posición relegada en la cesta de la compra ha pasado a superar, desde hace apenas un lustro, al imbatible melón en la producción regional. En apenas un decenio ha doblado sus números, hasta rondar las 200.000 toneladas al año en la Región, 20 veces más que hace tres décadas.

No es un milagro, es la ciencia. «El peso de la investigación en esta mejora es del cien por cien», asegura López, que además de gerente de la firma Pozo Sur es coordinador adjunto de la sectorial de la sandía y el melón en la organización de productores y exportadores Proexport. El director general de esta organización, Fernando Gómez, coincide al destacar lo que el sector «tiene que agradecer al trabajo que están haciendo las casas de semillas para proveer de un material vegetal que [ahora] se adapta no solo a los gustos del consumidor, sino también a los factores climatológicos y agronómicos que tenemos, al cambio climático y a los suelos en los que estamos cultivando».

Si hasta hace poco la compra de una unidad de esta enorme fruta conllevaba un rito de palpación, toque y escucha para tratar de adelantar el estado del contenido, no siempre del agrado del consumidor, ahora ya está prácticamente garantizado que el producto va a saber bien en todo caso, ya no hay sandía mala. «Cuando los genetistas han venido a preguntarnos qué queremos para la sandía, siempre les hemos dicho que tres cosas: sabor, sabor y sabor, a partir de ahí soy capaz de vender lo que sea, grande o pequeño, de un color o de otro», resume López. «Devolviendo al consumidor el sabor y la textura que recordaba de la sandía», añade, la fruta ha logrado conquistar el mercado.

El reto del sabor, en realidad, no ha sido el único que el fruto ha conseguido superar para mejorar su cuota en el mercado. Juan López explica en este punto la importancia de haber extendido la cosecha de la fruta dentro de la Región de Murcia hasta obtener aquí «cuatro de los seis escalones productivos» en los que se divide su recolección, de finales de abril a finales de septiembre. El término escalón alude a la altura sobre el nivel del mar de los terrenos de cultivo, que es la variable clave para un producto óptimo en cada periodo concreto. Los productores cubren el primer escalón, con el que se inicia la campaña, en los invernaderos de Almería, explica el coordinador adjunto de esta sectorial en Proexport.

El segundo, a cota 0, ya tiene lugar en la Región, junto al mar. El tercero, a más altura, tiene lugar, groso modo, en zonas de Leiva (en Mazarrón), de las proximidades del municipio almeriense de Pulpí, del Campo de Cartagena y de Lorca. El cuarto escalón se encuentra en áreas de cultivo de Cieza y Jumilla, principalmente. El quinto, a una altura de entre 530 y 550 metros, se cubre en Yecla. Y el sexto vuelve a estar fuera de nuestro territorio, aunque en terrenos próximos de Castilla-La Mancha, ya a alturas de 650 metros. En total, la Región acoge en torno a 3.500 hectáreas de las entre 20.000 y 22.000 que hay en toda España.

Respetar los tiempos de los seis escalones «te lleva a ser eficiente al máximo, porque obtienes la máxima producción con la máxima calidad y los menores problemas de plagas», por ejemplo. «Hoy en día el mayor delito ecológico es plantar fuera de cada escalón», resume López, y advierte además de que, de no hacerlo así, la huella hídrica y la huella de carbono de las plantaciones «se te disparan».

Menos consumo de agua

El menor consumo de agua se encuentra entre las premisas más importantes que los agricultores han demandado a los obtentores vegetales, que son los encargados de investigar las nuevas variedades que van entrando al mercado. Elena Sáenz, directora de la asociación nacional que agrupa a las empresas de esta actividad en España, Anove, añade que, junto a la reducción de la huella hídrica, los esfuerzos que en la última década se han dedicado a la sandía se han centrado en objetivos como conseguir variedades con un tamaño menor, «que se adapten a todos los tipos de familias»; sin pepitas, «para facilitar el consumo»; más resistentes a las plagas y las enfermedades y con una mayor resistencia para que no se pierda producto durante su transporte.

Conseguir «todo esto junto ha supuesto el relanzamiento del producto a ojos del agricultor y, por supuesto, el consumidor, que es quien marca las tendencias», resume Sáenz. La directora de Anove detalla que estos trabajos de mejora de la sandía se han realizado principalmente «durante los últimos 10-12 años, que es el tiempo que se tarda en poner en el mercado una nueva variedad», con un coste promedio de entre uno y tres millones de euros. El Catálogo Comunitario de Variedades Vegetales de la Unión Europea tiene registradas más de [seguir leyendo]

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