Pirámide nutricional, pirámide de los alimentos, pirámide saludable… son muchos los calificativos que se llevan usando desde la década de los 90 del siglo pasado para dar nombre a lo que se entendía como un modelo de alimentación saludable, una forma sencilla de enseñar a los más pequeños a comer, un método infalible para recordar qué alimentos hay que tomar en cantidad y cuáles solo de vez en cuanto, con el objetivo de reducir las tasas de obesidad y los malos hábitos alimenticios que han ido en aumento desde que finalizó la segunda guerra mundial y con la moda de la comida rápida.

Parecía que la pirámide no se podía poner en duda, que todo el mundo estaba de acuerdo en seguir ese esquema. Hasta que los avances en ciencia, nutrición y bromatología, han hecho que los expertos se cuestionaran en sistema y planteasen una alternativa, incluso mucho más sencilla, que poco a poco va ganado fuerza y cuenta con la aceptación de la mayoría de los expertos.

Nadie se sienta a la mesa y se pone una pirámide delante; pero sí se usan los platos. Así que por qué no usar un plato cómo elemento sobre el que explicar qué y cuánto comer a lo largo de un día. Eso debió pensar el equipo de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y los editores en Publicaciones de Salud de la misma institución, cuando crearon el ‘Plato para comer saludable’, el cual se ha popularizado como Plato Harvard (por razones obvias).

Son muchas las diferencias que plantea con respecto de la pirámide. La primera salta a la vista: su forma. El nuevo modelo muestra una plantilla redonda sobre la que se representan en colores la proporción en que hay que consumir los alimentos a diario. No habla, por tanto, de cantidades sino de proporciones.

Destaca el plato Harvard la importancia
de mantenerse activo a la hora de controlar el peso

De un simple vistazo se puede ver cómo los expertos recomiendan que el 50% de la dieta se base en el consumo de frutas y verduras en cantidad, de todos los colores, y de manera variada, limitando las patatas por su efecto negativo en la azúcar en la sangre.

El otro 50% estaría formado por un 25% de hidratos, los cuales se obtendrían a través del consumo de granos integrales e intactos, recomendando evitar los productos refinados. Es decir,  trigo integral, cebada, granos de trigo, quínoa, avena, arroz integral, y las comidas preparadas con estos ingredientes como pasta de trigo integral, serían ideales porque tienen un efecto más moderado en la azúcar en la sangre y la insulina que el pan blanco, arroz blanco, y otros granos refinados.

El último 25% corresponde a las proteínas; pero no de cualquier tipo. Los expertos recomiendan elegir, preferiblemente, pescado, pollo, legumbres y nueces por ser fuente de proteínas saludables y versátiles, que además pueden ser mezcladas en ensaladas y combinan bien con vegetales en un plato. Recomienda, asimismo, limitar la ingesta de carne roja y evitar las carnes procesadas como bacon o embuditos.

Destaca el plato Harvard la importancia de mantenerse activo a la hora de controlar el peso, algo que representan con el icono de una persona en movimiento. Además, este sistema anima a los consumidores a usar aceites saludables, indicando específicamente el de oliva o canola (colza), así como a limitar el uso de margarina, aunque no establece un máximo en el porciento de calorías de fuentes saludables de grasa que las personas deben obtener cada día.

Otro de los grandes cambios en este modelo de alimentación saludable y que, seguramente, muchos echen de menos, es que no aparece por ningún lado la típica copa de vino que durante muchos años se recomendaba en las comidas. Son muchos los estudios que han demostrado que el alcohol, en cualquier cantidad, tiene efectos negativos sobre la salud así que no se recomienda su ingesta, en ninguna cantidad. Y es más, también recomienda evitar las bebidas azucaradas y limita el consumo de lácteos a uno o dos vasos al día y los zumos a un vaso pequeño. En cambio, se puede beber todo el agua, té o café que se desee, siempre que se le añada poco o nada de azúcar.

En definitiva, si se pretende mantener un estilo de vida sano, con una dieta equilibrada, no hay truco más sencillo que apoyarse en el ‘Plato para comer saludable’ de Harvard y llenarlo de productos de la dieta mediterránea, o lo que es lo mismo, las mejores frutas y hortalizas de la Región de Murcia.

Fuente: https://www.hsph.harvard.edu/nutritionsource/healthy-eating-plate/translations/spanish/

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